ROLAND GARROS

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Campeón de Roland Garros 2025: Carlos Alcaraz

08 de junio del 2025

Duelo de titanes en la Philippe-Chatrier: Alcaraz y Sinner, cara a cara por la gloria de París

 

París amanecía con una atmósfera distinta este domingo. El polvo de ladrillo de Roland Garros se preparaba para vivir uno de los capítulos más esperados del tenis contemporáneo: la final entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner. Dos jugadores jóvenes, explosivos y con realidades diferentes, pero con un objetivo común: inscribir su nombre con letras doradas en la historia del Abierto de Francia.

 

Esta final no era una más. Era el enfrentamiento entre los dos jugadores que más han capturado la atención del circuito en los últimos años. Ambos llegaron al duelo decisivo con méritos sólidos y un recorrido distinto, pero igualmente contundente. Mientras Sinner venía de demostrar su crecimiento como número uno del mundo con un nivel altísimo en todas sus rondas (incluido un triunfazo ante Novak Djokovic—) Alcaraz había sorteado obstáculos con inteligencia y, tras la retirada de Musetti en semifinales, aterrizaba en la final con menos desgaste físico, pero también con el desafío de mantener su intensidad competitiva.

 

Una rivalidad que marca una nueva era

Lo que convierte este partido en una verdadera joya es el contexto de su rivalidad. Alcaraz y Sinner no solo representan el presente del tenis mundial, sino que también proyectan el futuro del deporte. Desde que cruzaron raquetas por primera vez, han construido una historia llena de batallas intensas, remontadas épicas y tenis de altísimo nivel. Antes de esta final, se habían enfrentado 13 veces, con ventaja para el español (8-5). Sin embargo, más allá de los números, lo que queda en la retina de los aficionados es la calidad y la paridad de sus duelos.

 

Cada uno representa un estilo particular ya que Sinner es potencia y precisión, frío y calculador en los momentos clave; Alcaraz, en cambio, combina fuerza con creatividad, intensidad con alegría, y una versatilidad que lo hace impredecible. El contraste de sus formas de jugar no los aleja, sino que los complementa en la pista, regalando espectáculos inolvidables.

 

Presión, legado y hambre de triunfo

Este partido no solo significaba un título. Para Sinner, ganar Roland Garros sería confirmar su supremacía en el ranking y consolidarse como una figura dominante en todas las superficies. El italiano ha dado pasos firmes en su maduración como jugador, y su mentalidad se muestra cada vez más preparada para afrontar partidos largos y desgastantes.

 

Para Alcaraz, el desafío era igual de simbólico ya que conquistar la arcilla de París era una cuestión de destino. Su tenis nació y creció en este tipo de superficie, y aunque ya ha triunfado en el US Open y en Wimbledon, su relación con Roland Garros siempre tuvo un matiz especial. Lograr este título significaba completar su propio “tridente” de Grand Slams en diferentes superficies y dejar claro que su carrera va más allá de un inicio fulgurante ya que es una construcción sostenida, ambiciosa y con olor a leyenda.

Una final sin favoritos claros

 

Los pronósticos estaban divididos. La regularidad de Sinner, su juego plano y profundo, y su creciente madurez emocional lo colocaban como una amenaza real para cualquier rival. Pero Alcaraz llegaba con frescura, confianza y una capacidad innata para levantar su nivel en los momentos más críticos.

 

Primer Set :

Desde el primer peloteo, quedó claro que no se trataba de un partido cualquiera. Ambos entraron a la pista midiendo cada paso, con golpes sólidos y poco margen de error. Alcaraz intentó imponer ritmo desde el fondo con su característico juego agresivo, buscando meterse dentro de la pista y atacar con su derecha cruzada. Sinner, por su parte, no se inmutaba ya que respondía con la frialdad y la limpieza que lo caracterizan.

 

Tras algunos intercambios equilibrados, fue el español quien dio el primer golpe al conseguir un break temprano. Parecía que el murciano tomaría el control, pero el italiano mostró temple, ajustó su servicio y recuperó el terreno perdido. A partir de ahí, la igualdad fue absoluta hasta que Sinner, con gran anticipación y aprovechando errores puntuales de Alcaraz, logró romper en el tramo final del set. Con un 6-4 sólido, el italiano tomaba la delantera y daba un mensaje claro ya que estaba preparado para resistir cualquier embestida.

 

Segundo Set:

El segundo parcial fue un ajedrez emocional. Alcaraz parecía más errático en su ejecución, especialmente con su golpe de derecha, mientras Sinner jugaba con la confianza de haber ganado el primer set. El italiano encontró pronto una ventaja de 2-0, obligando al español a reaccionar.

 

Esa reacción llegó, pero no sin dificultades. Alcaraz tuvo que batallar cada punto, presionando al máximo el segundo saque de Sinner, y fue encontrando respuestas para volver al partido. Cuando todo parecía inclinarse hacia el italiano, el español levantó el nivel, igualó el marcador, y llevó el set a un tie break. Pero allí, otra vez, los errores no forzados le costaron caro. Sinner fue más clínico, más seguro, y con un 7-6 (4), colocaba un 2-0 que pesaba como una losa.

 

Tercer Set:

Alcaraz no podía permitirse un set más con dudas. Y lo supo. Lo que vino a continuación fue una versión más agresiva y decidida del murciano. Aunque el inicio fue complicado (con un break en contra), su capacidad para recomponerse en medio de la tormenta marcó la diferencia.

 

El español empezó a cambiar el ritmo, a mover a Sinner de lado a lado, y a subir a la red en momentos precisos. Esos cambios tácticos surtieron efecto. Recuperó el break rápidamente y luego tomó la iniciativa del juego. El tenis que ofreció Alcaraz en ese tramo fue vibrante ya que combinó potencia con variedad y, por primera vez en el partido, logró descolocar a Sinner en varios pasajes.

 

Finalmente, con un brwak decisivo en el tramo medio del set, sostuvo con solidez hasta sellar el 6-4, había partido. Y la final se ponía en carne viva.

 

Cuarto Set:

Con la confianza recuperada, Alcaraz seguía buscando líneas y proponiendo un juego más vertiginoso. Sinner, sin embargo, no se desmoronaba. Mostró consistencia desde la línea de base y defendió cada servicio con eficiencia quirúrgica.

 

Durante los primeros juegos, ambos jugadores se mantuvieron firmes al saque. Pero a medida que se acercaba la recta final del set, los nervios afloraron. Alcaraz cometió algunos errores y Sinner los capitalizó con un quiebre que parecía definitivo. Con 5-3 a favor, el italiano servía para campeonato, pero el murciano, como si sacara energía de la tierra batida misma, jugó uno de sus mejores juegos del partido para romper el servicio y resucitar.

 

El set llegó inevitablemente al tie break. Allí, Alcaraz se transformó. Tomó la iniciativa desde el primer punto, metió dos aces que levantaron al público, y cerró el parcial por 7-6(3). El duelo se iba al quinto y el ambiente ya era irrespirable.

 

Quinto Set:

El último set fue una montaña rusa emocional. Alcaraz salió encendido, logró un break en el segundo juego y parecía encaminado al título. Pero Sinner, aferrado a su servicio y a su fortaleza mental, se mantenía vivo. Aunque Alcaraz sostuvo la ventaja hasta el 5-3, no pudo cerrarlo con la devolución, y Sinner, como un veterano, encontró su momento para devolver el break y empatar en 5-5.

 

La tensión era insoportable. Los intercambios eran largos, tácticos y extenuantes. Cuando el italiano se puso 6-5 arriba, parecía que el drama no tenía fin. Alcaraz aguantó, forzó el tercer tie break de la tarde, y ahí desplegó su tenis más eléctrico.

 

Con una serie de derechas anguladas y un passing de revés demoledor, se colocó rápidamente 5-0. Ya no había dudas ya que el español estaba en modo campeón. Finalmente, con un golpe ganador que dejó a Sinner clavado en el fondo, Alcaraz cerró el tie break por 7-2 y con ello, el partido.

 

Tras el partido Alcaraz comentaba:

«Quiero darle las gracias por todo a mi equipo y mi familia, Tengo el privilegio de vivir grandes momentos con vosotros. He tenido la suerte de tener mucha gente que ha venido desde Murcia para apoyarme. Es increíble el apoyo que me habéis dado durante estas dos semanas. A toda la gente que no ha podido venir pero está en casa, muchísimas gracias. Este trofeo también es vuestro».

 

«Es increíble el nivel que tienes, enhorabuena por dos semanas fabulosas. Sé lo duro que trabajas con el equipo cada día. Sé las ganas que tienes de ganar este y cualquier torneo».

 

«Estoy seguro de que serás campeón, no una sino muchas veces. Es un privilegio compartir contigo la pista en cada torneo y hacer historia a tu lado. Eres una gran inspiración para los niños pequeños y también lo eres para mí. Gracias por ser un gran ejemplo, buena suerte y todo lo mejor para el futuro».

 

Trayectoria: 

 

  • Final a Sinner: 4-6, 6-7 (4), 6-4, 7-6 (3), 7-6 (2)
  • Semifinal a Musetti: 4-6, 7-6 (3), 6-0, 2-0 ret.
  • Cuartos a Paul: 6-0, 6-1, 6-4
  • Octavos a Shelton: 7-6 (8), 6-3, 4-6, 6-4
  • 3ª Ronda a Dzumhur: 6-1, 6-3, 4-6, 6-4
  • 2ª Ronda a Marozsan: 6-1, 4-6, 6-1, 6-2
  • 1ª Ronda a Zeppieri: 6-3, 6-4, 6-2

Alcaraz lleva 12 partidos consecutivos ganados, ya que viene de vencer en el Masters 1000 de Roma, imponiéndose en la final también a Sinner.

 

Es solo el tercer jugador en el siglo XXI en poder revalidar título en Roland Garros tras Rafa Nadal y Gustavo Kuerten.

 

Es el segundo jugador en la historia en ganar sus primeras cinco finales de Grand Slam consecutivas tras el suizo Roger Federer, el cual ganó sus primeras siete.

 

Es el sexto hombre de la Era Abierta capaz de levantar un 0-2 en sets, en una final de Roland Garros. 

Solo lo consiguieron:

 

  • Björn Borg (1974)
  • Ivan Lendl (1984)
  • Andre Agassi (1999)
  • Gastón Gaudio (2004)
  • Novak Djokovic (2021) 

Este es el título n⁰20 en la carrera profesional del español tras los conseguidos en Umag 2021, Rio de Janeiro 2022, Miami 2022, Barcelona (2022 y 2023), Madrid (2022 y 2023), US Open 2022, Buenos Aires 2023, Indian Wells (2023 y 2024), Queen’s 2023, Wimbledon (2023 y 2024), Roland Garros 2024, Pekín 2024, Rotterdam 2025, Montecarlo 2025 y Roma 2025.

 

Alcaraz se embolsa 2.5 millones de Dólares y gana 2000 puntos ATP que le permiten afianzarse al puesto n⁰2 del Ranking Mundial

© By Mundotenisbyluis

Campeona de Roland Garros 2025: Coco Gauff

07 de junio del 2025

París, Francia. La Philippe-Chatrier se prepara para vivir una de las finales más esperadas del tenis femenino. Dos de las figuras más explosivas del circuito, Aryna Sabalenka y Coco Gauff, se medirán este sábado en la gran definición del segundo Grand Slam del año. Será un duelo entre potencia y resistencia, experiencia y juventud, y sobre todo, entre dos jugadoras que llegan con el juego y la confianza en su punto más alto.

 

Sabalenka, a confirmar su dominio

La bielorrusa Aryna Sabalenka ha transitado las dos últimas semanas con paso firme, consolidando aún más su estatus como número uno del mundo. Con su característico estilo ofensivo y una derecha demoledora, Sabalenka no ha cedido terreno fácilmente en su camino hacia la final. Ha sabido manejar los momentos de tensión con una madurez notable, una evolución que le ha permitido ser más que una pegadora y ahora es también una estratega.

 

Con títulos importantes en su historial reciente y una consistencia envidiable en los torneos grandes, Sabalenka afronta esta final como una oportunidad para reafirmar que su liderazgo en el circuito no es circunstancial. París le ofrece ahora la posibilidad de sumar su primer Roland Garros y completar el salto definitivo a la élite de las multigrand Slam.

 

Gauff, en busca de su consagración en la arcilla parisina

Del otro lado estará Coco Gauff, una jugadora que, a sus 21 años, ya ha protagonizado capítulos importantes en el tour. Su crecimiento ha sido constante desde que irrumpió como adolescente en Wimbledon, y ahora, más madura y sólida en todos los aspectos de su juego, llega a París con un objetivo muy claro y no es otro que conquistar su primer Roland Garros.

 

Gauff no solo ha mostrado temple en los momentos clave del torneo, sino que ha elevado su nivel técnico y mental. Más agresiva al resto, más consistente en los peloteos largos, y mucho más tranquila al servicio, la estadounidense ha dado un paso adelante en su evolución como competidora. Esta final es también, para ella, una revancha emocional porque ya sabe lo que es perder una final aquí, y está decidida a escribir un final distinto.

Un historial equilibrado y una rivalidad en pleno crecimiento

 

El enfrentamiento entre ambas no es nuevo ya que se han visto las caras en diez ocasiones previas, con cinco triunfos por lado. Esa paridad refleja lo parejo del duelo, donde el estilo agresivo de Sabalenka choca con la movilidad, la defensa férrea y la capacidad de contraataque de Gauff.

 

Cada partido entre ellas ha sido una batalla distinta, y todo indica que esta final no será la excepción. Las condiciones lentas de la arcilla favorecen ciertos matices del juego de Gauff, mientras que Sabalenka buscará imponer sus tiros planos y poderosos desde el inicio para tomar el control del ritmo.

 

Primer set: 

El inicio del encuentro mostró a una Sabalenka imponente. Con un ritmo demoledor desde el fondo de la pista, tomó la iniciativa sin titubeos, conectando tiros profundos que obligaron a Gauff a jugar muy por detrás de la línea de fondo. Su servicio, una de sus principales armas, funcionó como un reloj suizo en los primeros juegos, y eso le permitió romper pronto para adelantarse en el marcador.

 

Pero el marcador engañaba. Si bien la bielorrusa parecía tener el control, la estadounidense comenzaba a encontrar su ritmo. Gauff ajustó sus restos, mejoró su colocación y, sobre todo, comenzó a resistir con solidez los embates de su rival. El primer set se transformó entonces en una prueba de carácter para ambas.

 

Sabalenka tuvo oportunidades claras de cerrarlo antes del tie-break, pero no logró capitalizar su ventaja. Gauff, por su parte, salvó momentos delicados con inteligencia y paciencia. En el desempate, Sabalenka recuperó el enfoque, apretó los dientes y, tras varios intercambios exigentes, se llevó el primer parcial por 7-6(5). Había mostrado su jerarquía, pero el esfuerzo emocional ya era notorio.

 

Segundo set:

Lejos de desanimarse, Gauff comenzó el segundo parcial con una energía renovada. De inmediato subió su intensidad, se paró más adentro de la cancha y modificó su patrón de juego. El resto se convirtió en un arma letal ya que anticipaba los movimientos de Sabalenka y lograba neutralizar sus servicios, incluso los mejor colocados.

 

Sabalenka, en cambio, empezó a evidenciar signos de desgaste. Su porcentaje de primeros servicios cayó, y con él, su confianza. Aparecieron las dobles faltas y los errores no forzados, mientras Gauff se mantenía firme, construyendo los puntos con paciencia y aprovechando cada oportunidad para atacar con su revés cruzado.

 

Con dos breaks a favor y sin grandes sobresaltos con su propio servicio, Gauff se adueñó del segundo set por un claro 6-2. La dinámica del partido había cambiado drásticamente, y todo apuntaba a un desenlace abierto y emocionante en el tercer capítulo.

 

Tercer set: 

El último set comenzó como una continuación del segundo ya que Gauff seguía sólida, y Sabalenka continuaba peleando con sus errores. Un temprano break le dio ventaja a la estadounidense, que empezaba a acariciar el trofeo. Sin embargo, Sabalenka reaccionó, volvió a arriesgar y logró recuperar el break  para emparejar las cosas 3-3.

 

Fue un momento clave. Con el partido igualado, los nervios eran un factor tan determinante como la técnica. Sabalenka no logró sostener su impulso, pero una nueva serie de errores le costó otro break, y esta vez, Gauff no perdonó. Con autoridad y precisión, consolidó la ventaja y se colocó 5-3 arriba, a un paso de la gloria.

 

Sabalenka redujo la diferencia con un último intento de presión, poniéndose 5-4, pero Gauff tenía el destino en sus manos. Al servicio para el campeonato, la estadounidense mostró temple y madurez. A pesar de enfrentar cierta presión en el último juego, no dejó escapar la oportunidad ya que con un saque preciso y un par de derechas certeras, selló la victoria por 6-4 y se consagró campeona de Roland Garros.

 

Tras el partido Gauff comentaba:

«Realmente se redujo a los últimos puntos, pero en general estoy muy contenta con la lucha que logré hoy. No fue bonito, pero conseguí hacer el trabajo, y eso es todo lo que importa».

 

«Intenté ser más agresiva en el segundo set, y funcionó. Luego, en el tercero, sabía que ella iba a subir su nivel… Tenía que intentar igualarlo. Y, sí, sólo correr».

 

«Este es uno de los torneos que realmente quería, porque creo que era uno de los torneos en los que, cuando era más joven, sentía que tenía más posibilidades de ganar».

 

Trayectoria:

 

  • Final a Sabalenka: 6-7 (5), 6-2, 6-4
  • Semifinal a Boisson: 6-1, 6-2
  • Cuartos a Keys: 6-7 (6), 6-4, 6-1
  • Octavos a Alexandrova: 6-0, 7-5
  • 3ª Ronda a Bouzkova: 6-1, 7-6 (3)
  • 2ª Ronda a Valentova: 6-2, 6-4
  • 1ª Ronda a Gadecki: 6-2, 6-2

Gauff es la primera estadounidense en una década que triunfa en París, desde que Serena Williams ganara su tercer título del Abierto de Francia en 2015. A sus 21 años, Gauff es también la estadounidense más joven en ganar el título de Roland Garros desde el primer Abierto de Francia de Serena Williams en 2002. (Fuente: WTA)

 

Este es el décimo título en la carrera profesional de la jugadora estadounidense, tras los conseguidos en Linz 2019, Parma 2021, Auckland (2023, 2024), Washington 2023, Cincinnati 2023, US Open 2023, Pekín 2024 y WTA Finals 2024.

 

Gauff se embolsa 2.5 millones de Dólares y gana 2000 puntos WTA que le permiten ascender al puesto n⁰2 del Ranking Mundial.

© By Mundotenisbyluis

Campeonas de Roland Garros 2025 en dobles: Jasmine Paolini y Sara Errani

08 de junio del 2025

Choque de estilos y trayectorias: la final de dobles femeninos de Roland Garros anticipaba emociones fuertes

Errani y Paolini aterrizaban en París con viento a favor. Su título en Roma, conquistado apenas semanas antes, había sido un claro aviso: esta dupla tenía la ambición de competir al máximo nivel. La mezcla entre la veteranía de Sara (una de las doblistas más experimentadas del circuito, con múltiples finales de Grand Slam a sus espaldas) y el desparpajo competitivo de Jasmine, convertida en una de las jugadoras más completas de la actualidad, las posicionaba como favoritas en la previa.

 

Por su parte, Danilina y Krunic se habían abierto paso hasta la final con actuaciones de alto voltaje. No contaban con los titulares previos al torneo ni con el favoritismo de las casas de apuestas, pero supieron construir una campaña sólida sobre la base del esfuerzo, la sincronización y una capacidad notable para adaptarse a rivales muy diferentes. En cuartos y semifinales, lograron imponerse en partidos a tres sets que exigieron lo mejor de su físico y mente. Llegaban al duelo decisivo con confianza, sabiendo que en este tipo de encuentros la jerarquía no siempre impone el resultado.

 

El enfrentamiento no tenía antecedentes previos entre ambas parejas, lo que añadía un componente de incertidumbre al choque. ¿Se impondría la estabilidad emocional de las italianas o la intensidad agresiva de sus oponentes? ¿Podría la química reciente de Paolini y Errani mantenerse firme ante una dupla que venía creciendo con cada ronda? La Philippe-Chatrier, lista para acoger una nueva página en la historia del dobles femenino, se preparaba para presenciar un duelo entre veteranía y momentum, entre estructura y valentía.

 

Primer set: 

Desde el primer punto, se notó que el título no se entregaría sin batalla. El saque inicial de Errani estuvo en peligro, y salvar una bola de break en el juego inaugural sirvió como despertador para la pareja italiana. Aquello encendió un cambio de actitud ya que a partir de ahí, la comunicación entre Paolini y Errani se intensificó, el lenguaje corporal se volvió más firme, y el enfoque se agudizó.

 

La primera ventaja real la consiguieron en el sexto juego, con un break bien trabajado que parecía anunciar un primer parcial relativamente controlado. Sin embargo, Danilina y Krunic no tardaron en responder agarrarndose al partido con determinación, contrarrestaron la ventaja y lograron igualar el marcador con un contra break inmediato. Fue un reflejo claro de que no estaban dispuestas a ceder ni un centímetro.

 

Pero cuando más se necesitaba claridad en los momentos decisivos, la experiencia de Errani se impuso y el temple de Paolini hizo lo suyo. Con 5-4 arriba, las italianas rompieron el servicio rival por segunda vez y cerraron el set por 6-4, dejando claro que sabían cómo administrar los momentos clave.

 

Segundo set: 

El segundo acto fue testigo de un cambio radical en el guion. Las italianas, que habían manejado los tiempos del partido con cierto control, se vieron superadas por una dupla rival que emergió con agresividad renovada. Danilina y Krunic comenzaron a tomar más riesgos desde la devolución y a subir con mayor frecuencia a la red, incomodando a Paolini y Errani, que perdieron precisión y soltura.

 

El break conseguido por la pareja kazajo-serbia en el tercer juego fue una señal de que la tendencia había cambiado. Esta vez no hubo reacción inmediata por parte de las italianas. Su juego se volvió más impreciso, especialmente en los intercambios largos, donde comenzaron a cometer errores no forzados que antes no se veían.

 

La ventaja de 2-1 se extendió a 5-2 tras otro break, fruto de la presión constante que impusieron desde la mitad del set. Con mayor confianza y una energía claramente superior, Danilina y Krunic remataron el parcial con un claro 6-2, igualando el partido y obligando a que todo se definiera en un set decisivo. La final ya era una guerra abierta.

 

Tercer set:

Si el segundo set había dejado dudas en la cabeza del equipo italiano, estas se disiparon de inmediato al inicio del tercero. Con una actitud completamente distinta, Errani y Paolini salieron a la cancha con una claridad de propósito que se notó en cada movimiento ya que los desplazamientos eran más rápidos, las decisiones más firmes y los puntos clave mejor gestionados.

 

El break en el segundo juego fue el golpe anímico que necesitaban. A partir de ese 2-0, el dominio fue absoluto. Las italianas no solo neutralizaron cualquier intento de reacción, sino que pasaron por encima de sus rivales con una secuencia de cuatro juegos consecutivos que dejó el marcador 4-0. La sinergia entre ambas se notaba en cada cruce de miradas, en cada señal con la mano y en cada subida coordinada a la red.

 

Krunic y Danilina, que habían sido tan sólidas en el segundo set, parecían desorientadas y sin respuestas. Sus errores se multiplicaron y la confianza se desvaneció. Paolini, en especial, jugó uno de los mejores tramos de su torneo, combinando potencia y sutileza en momentos cruciales.

 

El 6-1 final no dejó lugar a dudas. El tercer set fue una demostración de carácter, oficio y determinación por parte de Errani y Paolini, que cerraron el encuentro con una actuación arrolladora. Con esta victoria, no solo conquistaban Roland Garros, sino que confirmaban que su asociación no es circunstancial, sino una amenaza real en el circuito de dobles.

 

Tras el partido Errani comentaba:

«Es tenis, nunca paramos, todos los días. Simplemente intentas estar concentrado cada día, y quizás no disfrutas al cien por cien de lo que está pasando, porque no puedes parar y sentirlo. Pero ahora mismo lo siento, e intento darme cuenta de que lo que estamos haciendo es muy grande. Ganar un Grand Slam es lo mejor del mundo». 

 

Trayectoria: 

 

  • Final a Danilina / Krunic: 6-4, 2-6, 6-1
  • Semifinal a Andreeva / Shnaider: 6-0, 6-1
  • Cuartos a Kudermetova / Mertens: 6-2, 6-3
  • Octavos a Haddad Maia / Siegemund: 6-4, 6-3
  • 2ª Ronda a Sun / Yuan: 7-5, 6-2
  • 1ª Ronda a Azarenka / Routliffe: 6-2, 6-3

Ambas jugadoras se llevan el torneo tras conseguir anteriormente la victoria en Roma por lo que llevan 11 partidos consecutivos ganados.

© By Mundotenisbyluis

Campeones de Roland Garros 2025 en dobles masculinos: Marcell Granollers y Horacio Zeballos

07 de junio del 2025

Dos estilos, un mismo objetivo

El desenlace del torneo de dobles masculino en Roland Garros ofrecía un cruce de alto voltaje. Frente a frente, dos equipos con trayectorias destacadas, estilos complementarios y una meta compartida para levantar por primera vez juntos el trofeo de campeón en París. La dupla formada por el argentino Horacio Zeballos y el español Marcel Granollers llegaba al duelo decisivo con la ilusión intacta tras varios intentos frustrados en los Grand Slams. Del otro lado, los británicos Joe Salisbury y Neal Skupski representaban una amenaza concreta, avalada por resultados recientes y una conexión sólida en el circuito.

 

Experiencia y química: el valor del tiempo en la dupla hispano-argentina

 Zeballos y Granollers no son recién llegados a la elite del dobles. Desde que unieron fuerzas en 2019, han sido habituales protagonistas en torneos grandes. A lo largo de los años, desarrollaron una sociedad basada en la complementariedad ya que el saque y la potencia del marplatense se combinan con la sensibilidad en la red y la lectura táctica del español. Aunque en su historial pesaban varias finales de Grand Slam sin consagración, su regularidad y su consistencia en instancias decisivas los posicionaban como firmes candidatos.

 

El polvo de ladrillo, superficie donde ambos se sienten cómodos, parecía el escenario ideal para destrabar esa cuenta pendiente. Y en este Roland Garros lo confirmaron, mostrando un juego sólido, maduro y sin grandes fisuras a lo largo del torneo.

 

Salisbury y Skupski: un dúo británico con credenciales

Al frente tenían una dupla en plena evolución con Joe Salisbury, ex número uno del mundo en dobles, y Neal Skupski, también con pergaminos importantes en el circuito. Su asociación, relativamente reciente comparada con la de sus rivales, había comenzado a dar frutos con rapidez, gracias a una química evidente y una gran capacidad de adaptación.

 

Su paso hasta la final fue igualmente sólido, apoyado en un servicio potente, buena cobertura de cancha y mentalidad competitiva. Como antecedente cercano, ambos habían derrotado a Granollers y Zeballos en el Masters 1000 de Roma semanas atrás, un detalle no menor que alimentaba su confianza para este nuevo enfrentamiento.

 

El cara a cara: revancha, presión y el peso de la historia.

En la previa, todo indicaba un duelo muy igualado, donde cada mínimo detalle podía marcar diferencias. Para la dupla hispano-argentina, el reto era doble: ganar su primera final de Grand Slam juntos y sacarse la espina ante rivales que los habían superado recientemente. Para los británicos, la oportunidad de consolidar su ascenso en la especialidad y sumar un título de prestigio.

 

Primer set: 

Desde el inicio del encuentro, la pareja compuesta por Zeballos y Granollers dejó en claro que no estaban allí para especular. Saltaron a la cancha con una energía contagiosa y una concentración quirúrgica que desorientó por completo a sus rivales. Cada servicio del argentino era una declaración de intenciones, y Granollers, atento en la red, sellaba los puntos con precisión quirúrgica.

 

La sincronización entre ambos fue total. No dejaron espacios, no cometieron errores no forzados y se adueñaron de cada rincón de la cancha. El marcador rápidamente reflejó esa superioridad con un 3-0 casi sin resistencia y un segundo qmbreak que elevó aún más la presión sobre el dúo británico. Salisbury y Skupski, sorprendidos por la intensidad del comienzo, nunca lograron entrar en ritmo.

 

El 6-0 final del primer set no solo fue contundente en números, sino también en sensaciones. El dominio fue tan claro que dejó a todos preguntándose si habría reacción del otro lado.

 

Segundo set: 

Con el orgullo herido, Salisbury y Skupski ajustaron su planteo para el segundo parcial. Más agresivos con la devolución y sólidos en sus turnos de saque, empezaron a incomodar al binomio sudamericano-europeo. Aunque Zeballos y Granollers tuvieron una oportunidad temprana de romper el servicio, los británicos se mostraron más seguros y lograron neutralizarla.

 

El desarrollo fue parejo, con ambos equipos manteniendo sus juegos de saque, pero con una tensión creciente que se traducía en rallies más prolongados y puntos más disputados. Granollers y Zeballos continuaban mostrando un nivel alto, pero ya no contaban con el margen de error del primer set. A lo largo del parcial, dispusieron de algunas ocasiones para romper, pero el temple británico fue clave para salir ilesos.

 

La igualdad se mantuvo hasta el tiebreak, donde un par de errores no forzados de la dupla hispano-argentina le abrieron la puerta a Salisbury y Skupski. Aprovechando la ventaja y con una actitud más suelta, los británicos cerraron el desempate por 7-4, nivelando el encuentro e instalando la incertidumbre para el set definitivo.

 

Tercer set: 

Con un set por lado, la batalla por el título ingresó en su tramo más tenso y estratégico. Cada punto se volvió una guerra táctica. El inicio del set fue prometedor para los británicos, que consiguieron un break rápido que los colocó por delante. Pero lejos de desmoronarse, Zeballos y Granollers respondieron de inmediato, demostrando su madurez como dupla y su fortaleza emocional.

 

A partir de ahí, los juegos se tornaron cerrados y exigentes. Cada punto requería paciencia, precisión y nervios de acero. En ese contexto, la variedad de recursos del español y el argentino volvió a marcar diferencias con globos defensivos, voleas profundas y saques angulados que iban desgastando a sus rivales.

 

El momento decisivo llegó en el undécimo juego, cuando Zeballos y Granollers apretaron en la devolución y encontraron una oportunidad de oro. Una doble falta británica y una volea errática marcaron el principio del fin. El break llegó en el instante justo, y con la ventaja en el bolsillo, el argentino y el español sirvieron con autoridad para cerrar el encuentro.

 

El 7-5 definitivo del tercer set selló no solo una victoria épica, sino también el premio a una carrera conjunta llena de esfuerzo, finales amargas y trabajo silencioso. París, finalmente, fue testigo del momento en que esta dupla escribió su capítulo más glorioso.

 

Tras el partido los campeones comentaban:

«Hemos dado lo mejor de nosotros cada día y es un momento muy hermoso en nuestra carrera», dijo un Zeballos emocionado. «Estoy muy feliz, gracias a mi compañero por jugar y disfrutar y sufrir conmigo y lo hemos logrado», aseguró el español.

 

Trayectoria:

 

  • Final a Salisbury / Skupsky: 6-0, 6-7 (5), 7-5
  • Semifinal a Nys / Roger-Vasselin: 6-7 (5), 6-3, 6-4
  • Cuartos a Dodig / Luz: 6-2, 7-6 (4)
  • Octavos a González / Krajicek: 6-2, 6-1
  • 2ª Ronda a Erler / Frantzen: 6-3, 6-1
  • 1ª Ronda a Cabral / Miedler: 7-6 (2), 6-3

© By Mundotenisbyluis

Campeón de Roland Garros junior 2025: Niels McDonald

07 de junio del 2025

Duelo de compatriotas por la gloria: McDonald y Schonhaus, cara a cara en la final junior de Roland Garros 2025

 

La final masculina junior de Roland Garros 2025 trae consigo un ingrediente poco común: una batalla fraternal entre dos talentos alemanes que han conquistado París con estilos opuestos y trayectorias distintas. Este domingo, Niels McDonald y Max Schonhaus se enfrentarán no solo por un trofeo, sino por el liderazgo simbólico de una generación que promete revitalizar el tenis alemán en los próximos años.

 

Dos caminos distintos hacia una misma meta

Max Schonhaus llega a esta definición respaldado por un historial ya respetable en la categoría juvenil. El joven de Hamburgo, de juego metódico y cerebral, supo imponerse en una de las zonas más exigentes del cuadro, eliminando a tres de los principales preclasificados del torneo. Sus triunfos ante Kumstat, Willwerth e Ivanov no solo mostraron consistencia, sino también una notable capacidad para adaptarse a distintos estilos de juego. Schonhaus ya sabe lo que es levantar un trofeo grande ya que el año pasado fue campeón de dobles en Wimbledon, y ahora buscará completar su colección con una corona individual.

 

Del otro lado de la red estará Niels McDonald, un nombre quizás menos resonante en la previa del torneo, pero que rápidamente se ganó la atención del público parisino. Nacido en Cardiff, pero compitiendo bajo bandera alemana, McDonald ha tenido una irrupción fulminante esta semana. Lo demostró al dejar en el camino al primer sembrado Andrés Santamarta en una tercera ronda explosiva, y luego al superar a otros nombres fuertes como Alexandrescou y Tabata. Con un tenis agresivo y sin temores, ha ido creciendo a cada partido.

 

Estilos en contraste, tensión garantizada

El choque entre McDonald y Schonhaus representa algo más que una disputa deportiva: es el reflejo de dos maneras de construir talento. Mientras Schonhaus basa su juego en la paciencia, la lectura táctica y la regularidad desde el fondo, McDonald impone con potencia, iniciativa y una actitud ofensiva que no duda en arriesgar.

Será también una prueba de resistencia mental. Schonhaus ha jugado varios partidos largos y exigentes, mientras que McDonald ha mostrado una curva ascendente tanto en juego como en confianza. La pregunta es si el poder de fuego del joven de Cardiff será suficiente para romper la estructura férrea del hamburgués.

 

Un trofeo, una historia, una oportunidad única

Más allá del resultado, esta final ya marca un hito ya que por primera vez, dos jugadores alemanes se disputan entre sí el título en la categoría junior de Roland Garros. Alemania ya suma tres campeones históricos en esta modalidad, pero nunca antes había asegurado el trofeo con una final completamente nacional.

 

Primer set: 

El encuentro arrancó bajo un cielo parisino cargado de expectativa. Desde los primeros golpes, ambos dejaron claro que no estaban allí solo por talento, sino también por temple. El primer set fue un intercambio constante de miradas estratégicas y golpes quirúrgicos. Los servicios se mantenían con solidez, y cada punto desde el fondo se transformaba en un duelo mental.

 

Max Schonhaus, con su habitual compostura, fue el primero en insinuar un break con una serie de devoluciones profundas que arrinconaron a McDonald. Sin embargo, el de Cardiff supo gestionar la presión con cabeza fría, salvando las amenazas con valentía. Así se llegó al tiebreak, una continuación lógica de una manga sin fisuras. Allí, Schonhaus se adelantó gracias a un par de errores puntuales de su rival y selló el primer parcial con una ventaja mínima, pero significativa.

 

Segundo set: 

El segundo capítulo del partido se abrió con una energía completamente distinta. Lejos de afectarle el desgaste emocional de haber perdido un set tan parejo, McDonald regresó a la cancha con determinación renovada. Desde el primer punto, su lenguaje corporal hablaba por él ya que era más agresivo, más rápido y más dominante.

 

En apenas unos juegos, el marcador ya reflejaba un 3-0 a favor del tenista nacido en Gales. Aprovechando una serie de errores no forzados de Schonhaus y aumentando la velocidad de sus tiros, McDonald impuso un ritmo que su rival no pudo seguir. El alemán de Hamburgo, acostumbrado a controlar los tiempos del juego, se encontró sobrepasado en cada rincón de la pista. El set terminó 6-0, en un abrir y cerrar de ojos, y con la sensación de que el partido se había reescrito por completo.

 

Tercer set:

Con un set por lado y todo por definirse, el último tramo del partido se presentó como una prueba de carácter. Schonhaus intentó recomponer su juego, volver a sus patrones habituales, pero algo se había quebrado. Aunque mantuvo el servicio en los primeros juegos, ya no mostraba la misma fluidez ni decisión. McDonald, en cambio, parecía cada vez más suelto, más dueño del escenario.

 

El momento clave llegó en el quinto juego, cuando McDonald logró un break tras una batalla de 15 minutos que resumió la intensidad de toda la final. Ese rompimiento fue más simbólico que táctico ya que desde allí, el control fue total. Con cada servicio, McDonald cerraba filas, con cada resto, ponía a Schonhaus en aprietos. El joven de Cardiff no aflojó hasta firmar el 6-3 definitivo y consagrarse campeón.

 

Trayectoria:

 

  • Final a Schoenhaus: 6-7 (5), 6-0, 6-3
  • Semifinal a Tábata: 6-2, 6-2
  • Cuartos a Alexandreusco: 7-5, 6-2
  • Octavos a Santamarta Roig: 6-4, 3-6, 6-3
  • 2ª Ronda a Hance: 6-1, 6-3
  • 1ª Ronda a Thomas: 6-1, 6-1

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Campeona de Roland Garros junior 2025: Lilli Tagger

07 de junio del 2025

Final Junior Femenina de Roland Garros 2025: El talento sin etiquetas frente a la constancia de una sembrada

 

París se prepara para una final juvenil que promete ser una ventana al futuro del tenis femenino. En el escenario del Court Simonne Mathieu, dos talentos emergentes del circuito junior se enfrentarán por el trofeo más prestigioso de la gira sobre tierra batida: la austriaca Lilli Tagger y la británica Hannah Klugman. Dos trayectorias distintas que convergen en una misma meta: coronarse campeona en Roland Garros.

 

Tagger, la sorpresa que ya no sorprende

Sin el respaldo de una preclasificación y sin una gran cobertura mediática al inicio del torneo, Lilli Tagger ha construido su camino a base de resultados sólidos y tenis de alto nivel. Aunque no figuraba entre las principales candidatas al título, su rendimiento en París ha sido impecable ya que no ha cedido un solo set en todo el campeonato, dejando en claro que su juego está varios pasos por delante del promedio en esta categoría.

 

Más allá de su condición de «tapada», Tagger ya ha dado señales de su potencial en el circuito profesional ya que este mismo año levantó un trofeo ITF en Terrassa, superando incluso a jugadoras que ya compiten regularmente a nivel WTA. Su revés a una mano y su capacidad para dictar el ritmo desde el fondo de la pista la hacen una rival incómoda y, sobre todo, impredecible.

 

Klugman, la cabeza de serie que justificó su condición

En la otra esquina estará Hannah Klugman, una de las jugadoras más prometedoras del Reino Unido. Como octava cabeza de serie del cuadro, ha sabido navegar un torneo exigente con determinación y temple. Lo más destacado de su camino ha sido su capacidad de reacción: en tres partidos diferentes tuvo que remontar después de estar en desventaja, mostrando una notable madurez emocional para su edad.

 

Klugman es una jugadora sólida, de golpes firmes y mentalidad ganadora. Si bien su juego no tiene el mismo factor sorpresa que el de su rival, sí se apoya en una consistencia táctica y una gran lectura del partido, armas que han sido clave para llegar hasta esta instancia.

 

Un choque de estilos con mucho en juego

Este partido representa más que una final junior y es la confrontación entre dos estilos y mentalidades. Tagger llega como la revelación, una jugadora sin presión que viene ganando confianza con cada victoria. Klugman, en cambio, asume el rol de favorita por su ranking y recorrido previo, pero sabe que no puede permitirse desconcentraciones ante una oponente en estado de gracia.

 

La clave del encuentro estará en quién impone sus condiciones desde el inicio. Si Tagger logra desestabilizar con su revés y su movilidad ofensiva, puede marcar diferencias rápidamente. Si Klugman consigue alargar los peloteos y forzar errores, tendrá más margen para inclinar la balanza a su favor.

 

El futuro se juega en presente

Sea cual sea el resultado, este partido será una antesala de lo que puede ofrecer el tenis femenino en los próximos años. Dos jugadoras con realidades distintas, pero un talento común, se enfrentan por escribir su primer gran capítulo en una carrera que apenas comienza. Y lo harán en el mejor escenario posible: Roland Garros.

 

Primer set: 

Desde el comienzo del encuentro, Lilli Tagger dejó claro que no había viajado a París solo a competir, sino a dominar. El duelo comenzó con una atmósfera tensa, propia de una final de Grand Slam, y ambas jugadoras se mostraron cautelosas durante los primeros turnos de saque. Sin embargo, la austriaca fue la primera en romper ese equilibrio inicial, aprovechando una serie de errores no forzados de su rival y ajustando sus devoluciones con gran precisión.

 

Lo más destacado en esta fase fue la capacidad de Tagger para generar ángulos y cambiar de ritmo con facilidad. Klugman, que hasta entonces había mostrado una gran capacidad de reacción en rondas anteriores, no lograba tomar la iniciativa ni encontrar espacios para sus mejores golpes. A pesar de un momento de incertidumbre con el marcador 4-2 (donde Tagger tuvo que salvar varios puntos de break), la joven austríaca sostuvo su saque con autoridad y selló el set con otra rotura, llevándoselo por 6-2 en menos de 40 minutos.

 

Tagger no solo ganó el set, sino que lo hizo dejando la sensación de estar un paso por delante tanto en lo técnico como en lo mental.

 

Segundo set: 

El cambio de lado no trajo consigo un cambio de dinámica. Si algo quedó claro al inicio del segundo set es que Lilli Tagger no estaba dispuesta a aflojar ni un instante. Con el impulso del primer set en el bolsillo, entró al segundo con una actitud agresiva, pisando la cancha con determinación y tomando tiempo y espacio a su rival en cada punto.

 

El primer juego fue clave. Un rápido break permitió a la austriaca tomar el control del marcador desde el arranque, y a partir de ahí, todo fluyó con una naturalidad apabullante. Klugman, por su parte, comenzó a mostrar señales de frustración ya que su servicio ya no era un recurso fiable y sus intentos de variar la estrategia eran rápidamente neutralizados por la versatilidad de Tagger.

 

Con cada juego, la brecha se hizo más evidente. El tenis fluido y ofensivo de Tagger se impuso con claridad, mientras Klugman intentaba resistir sin éxito. El marcador final del segundo set, un categórico 6-0, no fue exagerado y fue la consecuencia lógica de un desempeño casi perfecto.

 

En menos de una hora y media, Lilli Tagger levantó los brazos como campeona, tras firmar una actuación que será recordada no solo por el resultado, sino por la forma en que lo logró.

 

Tras el partido Tagger comentaba:

«Creo que fue hace dos días cuando vi el vídeo de [Schiavone] ganando aquí. Es la reina de la tierra batida» 

«Lo más importante que me dijo [fue] que saliera ahí fuera, disfrutara del momento e intentara, aunque no fuera tan fácil, pero intentara mantener la calma y centrarme en mi objetivo».

 

Trayectoria:

 

  • Final a Klugman: 6-2, 6-0
  • Semifinal a Jones: 6-4, 7-6 (5)
  • Cuartos a Stusek: 6-0, 6-4
  • Octavos a Taraba Wallberg: 6-2, 6-3
  • 2ª Ronda a Popa: 7-5, 6-3
  • 1ª Ronda a Vandromme: 6-4, 6-4

Tagger gana el torneo sin ceder ni un solo set en ninguno de los partidos, cosa muy difícil. Incluso ganado en semifinales a la cabeza de serie n⁰1 del torneo.

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